Lectura del 24 de Tevet del Kitzur Likutey Moharan






(likutey moharan I # 31)

21. Debido a esas dos cualidades que posee el Rav y Tzadik -es decir: primero, debe ser un erudito, lo que corresponde a un “ángel”, a Metat y a la Mishná; y segundo, debe ser un Tzadik que se asemeja a su Creador en su piedad y en sus buenas acciones, lo que corresponde al “Señor de las Huestes”- el Tzadik también tiene los dos poderes que posee la Torá, es un “elixir de vida” o lo opuesto [i.e., una “poción de muerte”, como en Ioma 72b]. 

Consecuentemente, la persona que se acerque a ese Tzadik podrá encontrar algo en él con lo cual “arrancar las plantaciones” y llegar a la herejía o “entrar en paz y salir en paz”. Vemos por tanto que hay cuatro categorías de personas entre aquellas que se acercan a los verdaderos Tzadikim y esas categorías son un paralelo de los “cuatro que entraron en el Jardín”(Jaguigá 14b).


Primero, está aquel que recibe el sendero correcto del Rav y se vuelve un judío bueno y recto hasta el final. Ésta es la categoría de los “rectos”, correspondiente al rabí Akiba, quien “entró en paz y salió en paz”. 

Luego está la persona en la categoría de “miró y fue golpeado”, correspondiente a Ben Asai, en la cual el corazón arde fervientemente debido a la gran luz que el Tzadik hace brillar sobre él. Sin embargo, éste arde con demasiado fervor y, como resultado, la persona puede enloquecer. 

Tercero, está la persona en la categoría de “miró y falleció”, correspondiente a Ben Zoma, por lo cual uno puede expirar debido al excesivo fervor.

Quienes están en estas dos últimas categorías también son llamados “rectos”, y también a ellos se les aplica la frase “los rectos andarán en ellas” (Hoshea 14:10). Pero también está la persona que se acerca al Tzadik con perversión y desdén en su corazón. También esa persona podrá encontrar en el Rav aquello que desea -es decir, algo con lo cual negar heréticamente todo- y alejarse completamente, separándose del Tzadik con desprecio y descaro.

Esta categoría corresponde a Ajer, quien “arrancó las plantaciones”, y a ello hace referencia el versículo cuando continúa, “y los pecadores tropezarán en ella” (ibid.), que Dios nos salve. [Tal como Ajer que vio al ángel Metatrón sentado allí y pensó que ese ángel tenía su propia autoridad independiente cuando, de hecho, no la tiene, de la misma manera, la persona que se sienta y estudia Torá no es nada sin las buenas acciones].


Estas cuatro categorías son un paralelo de “el recto”, “el malvado”, “aquél que sirve a Dios” y “aquél que no Lo sirve”, mencionados en el versículo: “Entonces volverás y verás la diferencia entre el recto y el malvado, entre aquél que sirve a Dios y aquél que no Lo sirve” (Malaji 3:18).

Los cuatro tipos se encuentran entre aquellos que desean entrar al servicio a Dios y acercarse al Tzadik y Rav de la generación. 

Pues el Tzadik debe poseer los dos poderes que tiene la Torá, ser un “elixir de vida” y, Dios no lo permita, lo opuesto, para que la persona que se acerque pueda recibir lo que desee - y entonces, “Los rectos andarán en ellas y los pecadores tropezarán en ellas”.

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