Lectura del 17 y 18 de Shevat del Kitzur Likutey Moharan
(likutey moharan I # 37)
17 Shvat
2. Sin embargo, es imposible alcanzar [la unión interna con Hashem cuya señal externa son] los tefilín si no se santifica y rectifica el habla.
Pues el habla corresponde a “Maljut, es la boca” (Tikuney Zohar, Introducción); y también es un aspecto del mar y del Nombre de Hashem ADoNaI, como se expresa en el versículo, “Hashem (ADoNaI), abre mis labios” (Salmos 51:15).
Cuando uno abusa del habla -que es el “hálito de la boca del Santo, bendito sea”- el aliento de su boca se transforma en un “viento tormentoso”.
Para explicar: Cada uno de los diez puntos vocales del lenguaje hebreo puede unirse con cada una de las veintisiete letras del alfabeto hebreo, incluyendo las consonantes finales, dando un total de 270. Ahora bien, [cuando la persona abusa del habla, las 270 letras del] habla -que es un aspecto del Nombre de Hashem ADoNaI- se transforman entonces en saaráh (tormenta).
Pues Samaj-Hei [la primera y la última letra de la palabra SaaráH] tienen el valor numérico [de 65, que es equivalente al valor numérico] de ADoNaI; [y Resh-Ain, las dos letras del medio de la palabra saARáh, tienen el valor de 270,] correspondiente a las 270 letras [en el alfabeto hebreo con sus vocales]. Este “viento tormentoso” del habla dañada es el Gran Acusador; de él provienen todas las acusaciones y las pruebas que le acaecen a la persona. Ese “viento tormentoso” es el “detrás de las palabras”, como está escrito en el santo Zohar (I, 119b) [i.e., ésta es la fuerza impura que absorbe la vitalidad proveniente de las palabras dañadas por la persona], y es el mismo “viento tormentoso” que “hace estragos en el cuerpo de la persona” (Tikuney Zohar #18).
Más aún, todas las calumnias y todo el mal que se dice de una persona provienen de ese mismo “viento tormentoso”. Pues ese habla destructiva es denominada “el fin de toda carne” (Génesis 6:13), debido al hecho de que destruye y “pone fin” a toda carne [i.e., a toda la gente].
3. Las personas que juzgan a los demás de manera negativa y que siempre buscan las faltas en los otros, son la encarnación del Otro Lado y el “final de toda carne”. Tales personas buscan traer constantemente “el final” y la destrucción, Hashem no lo permita, y despertar el juicio estricto, para calumniar y acusar. Casi todo el poder destructivo de esas personas proviene del abuso del habla por parte de la víctima. Al rectificar el habla se anula su poder.
4. Todos deben ocuparse de doblegar el “final de toda carne” bajo el habla sagrada. En otras palabras, se debe extraer del Otro Lado toda el habla dañada que ha caído allí debido al hecho de haber hablado de una manera no santa.
Más aún, se debe elevar el habla hacia su fuente y rectificarla. Entonces se merecerá la verdadera unión con Hashem, que se manifiesta en los tefilín.
18 Shvat
5. Es necesario elevar el habla a su fuente - esto es el “brazo”, o más específicamente, los “cinco dedos de la mano izquierda”. Esos “cinco dedos” corresponden a las “cinco guevurot (severidades)” que se relacionan, a su vez, con los cinco grupos de sonidos de las letras consonantes producidos por la boca, dado que el habla deriva de las guevurot, como está escrito, “Ellos hablarán de Tu guevurá” (Salmos 145:11).
Ahora bien, la elevación del habla comienza desde la “cabeza” del habla -es decir, desde su parte más selecta- que es la verdad que está contenida allí. Esa parte del habla es llamada su “cabeza”. Pues hay muchas clases de verdad, como dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria, “La verdad ha sido escindida” (Sanedrín 97a), y como está escrito, “La ‘cabeza’ de Tu palabra es verdad”.
En otras palabras, la elevación del habla comienza cuando la persona se expresa delante de Hashem y habla con absoluta honestidad, con fuerza y poder.
Pero cuando reina el “viento tormentoso”, la persona es incapaz de hablar directa y honestamente, pues ese “viento tormentoso” la confunde.
Por lo tanto, deberá tomar un camino alternativo dado que, debido a la confusión generada por ese “viento tormentoso”, es incapaz de decir una palabra con genuina sinceridad. Pero al rectificar el habla no experimentará más confusión.
6. El habla se rectifica mediante la Torá que uno estudia pese a situaciones de pobreza y bajo presión, en momentos de dificultad y bajo todas las diversas formas de oscuridad y de sufrimientos, que Hashem nos salve.
Cuando la persona se sobrepone y logra estudiar Torá, una “hebra de bondad” desciende sobre ella, como dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria, refiriéndose a aquel que estudia Torá por la noche (Jaguigá 12b). Pues en la noche predomina el “final de toda carne”; y al estudiar Torá de noche se produce la caída y la dispersión de todos los acusadores que reinan sobre el habla, anulando también las otras fuerzas del juicio severo y el lado de la impureza. De esa manera se rectifica el habla y se la eleva hacia su fuente. Entonces el habla estalla en canción, en alabanza y en agradecimiento al Santo, bendito sea, y uno se vuelve digno de orar, de agradecer y de alabar a Hashem, y de expresarse libre y fervorosamente delante de Él.
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