Lectura del 5 adar del Kitzur Likutey Moharan




(likutey moharan I # 48-49)




2. Cuando la persona restringe el fervor por Hashem en su corazón, para que no arda excesivamente, queda allí un “espacio vacío”, como en, “Mi corazón está vacío dentro de mí” (Salmos 109:22); y dentro de ese espacio vacío, se revelan los rasgos positivos.


 Esa dinámica es un paralelo del misterio de la creación de los mundos, que tuvo lugar en el Espacio Vacío. Pues la creación fue traída a la existencia principalmente a través de Jojmá (Sabiduría), como está escrito, “Tú lo has hecho todo con sabiduría (jojmá)” (ibid., 104:24)


Ello se manifiesta en el individuo en el hecho de que la esencia del servicio Divino, mediante el cual uno busca alcanzar rasgos de carácter positivos y realizar buenas acciones, consiste en resguardar del mal la sabiduría que se encuentra en el corazón - es decir, los pensamientos de su corazón. 


Los pensamientos son la esencia de la inclinación al bien y de la inclinación al mal, como está escrito, “Toda la inclinación (IeTZeR) de los pensamientos de su corazón” (Génesis 6:5); y así, es el corazón -o más específicamente, la sabiduría [los pensamientos] en el corazón- el que conforma (TZaIaR) los rasgos concretos y las acciones, como en la frase, “Roca (TZuR) de mi corazón” (Salmos 73,26; ver Berajot 10a)


Más aún, está dicho, “‘Él formó (vaIITZeR)’ (Génesis 2:7) - esta palabra está escrita con dos Iud, aludiendo a las dos inclinaciones del hombre, la buena inclinación y la inclinación al mal” (Berajot 61a)


Específicamente, los buenos pensamientos son la inclinación al bien y los malos pensamientos son la inclinación al mal. De acuerdo a ello, toda la rectificación espiritual de la persona -al igual que su destrucción, Hashem no lo permita- depende principalmente de cuidar los pensamientos en el corazón (ver más arriba, Lección #35).


3. Cuando la persona es cuidadosa, evitando los malos pensamientos y teniendo sólo pensamientos buenos sobre cómo servir a Hashem, el corazón toma entonces el estado descrito por los versículos “Roca de mi corazón” y “Mi corazón está vacío dentro de mí”. Tal persona se vuelve digna de realizar buenas acciones y de alcanzar los rasgos de carácter positivos que se revelan dentro del “espacio vacío”, haciéndose evidente que acepta el yugo del Reinado del Cielo.

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