Lectura del 2 de Nisan del Kitzur Likutey Moharan
(likutey moharan I # 59)
59 - La Cámara de Santidad
1. Aquél que se ocupa de acercar a los demás al servicio a Hashem debe cuidarse para que no se le peguen las fuerzas de la impureza y del mal de esa gente. Esto se logra mediante el juicio.
Esto quiere decir que la persona debe juzgarse constantemente en todas sus acciones, evaluando si ha actuado de la manera apropiada; y amonestarse y reprocharse por no haber actuado como debía.
Como resultado de ese juicio, su corazón se encenderá de entusiasmo y el fuego de ese fervor quemará las fuerzas de la impureza que ya no se le apegarán.
De esa manera anulará esas fuerzas al punto en que tampoco podrán aferrarse a las almas que acercó al servicio a Hashem.
2. La persona que se ocupa de acercar a la gente y de “hacer almas” construye una Cámara de Santidad. Y aunque muchas de esas almas subsecuentemente caigan de su santidad y no permanezcan, sin embargo, en aras de las almas que, como resultado de su influencia, sí se mantuvieron firmes en su religiosidad, esa persona es llamada “santa”.
Hashem es honrado grandemente cuando se acerca a Su servicio a las personas que una vez estuvieron muy lejos del Santo, bendito sea - pues el honor más grande para Hashem es cuando aquéllos que están muy lejos se acercan a Él.
3. Al acercar almas a Hashem y al practicar hitbodedut -al recluirse y expresarse ante el Creador, evaluándose y juzgándose en todos sus actos- la persona merece observar el Shabat, que encarna la anulación del mal y de las fuerzas de la impureza.
Dijo el profeta sobre una persona así, “En Mi Casa y dentro de Mis murallas les daré una mano y un nombre, mejor que hijos e hijas” (Isaías 56:5). “Una mano” alude al hecho de que esa persona tendrá el poder de generar discípulos e infundirles el espíritu de sabiduría. “Un nombre” hace referencia al buen nombre que alcanzará, dado que todas las almas anhelarán estar incluidas en su alma y en su nombre, como en el versículo “Nuestra alma anhela por Tu Nombre y Tu mención” (Ibid., 26:8).
Esto es ciertamente “mejor que hijos e hijas”, dado que los hijos y las hijas son relativamente pocos en número. Cuando la persona merece generar discípulos sabios e incluir muchas almas en su alma, es como si les hubiese dado nacimiento; y esas almas son numerosas y reciben vitalidad de ella.*
* Esto es lo que Elkana le dijo a Jana: “¿No soy acaso mejor para ti que diez hijos?” (Samuel I, 1:8) - dado que Elkana le trajo mérito a muchos, como dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria (Kohelet Rabah 5:25).
Mediante su amor por ellos, hicieron de dos almas una - y esas fueron las almas que él acercó y que también estaban incluidas en el alma de Jana.
Entrada más reciente Entrada antigua