Lectura del 10 de adar del Kitzur Likutey Moharan




(likutey moharan I # 50)

                            “Rescata mi vida de la espada”
                                          (Salmos 22:21)

1. Todo aquel que impurifica el Pacto [por ejemplo, con relaciones sexuales prohibidas o con pensamientos inmorales] no podrá orar de la manera descrita por el versículo, “Todos mis huesos hablarán”(Salmos 35:10) - es decir, no podrá saborear la dulzura de las palabras de las plegarias. 

Pues cuando la persona saborea esa dulzura y ora con todo su ser, ello es denominado “Todos mis huesos hablarán”

Pero es imposible que la persona saboree la dulzura en las plegarias a menos que se haya rectificado en esa área.

2. La persona que ha impurificado el Pacto se encuentra en un estado conocido como “aguas amargas”, “aguas impuras” y “simiente impura”. Debido a ello, no puede orar de la manera denominada “Todos mis huesos hablarán”. 

Entonces, “Un perro desciende y devora su sacrificio” -es decir, su plegaria- y se ve envuelta en una amarga melancolía identificada con la espada y con el Gueinom. 

Pero cuando la persona se rectifica en esa área, se encuentra en el estado conocido como “aguas dulces”, “aguas puras” y “simiente santa”. Entonces sus palabras son dulces y buenas. Y cuando dejan sus labios y las oye con sus oídos, la dulzura de esas palabras entra en sus huesos y su oración tiene la cualidad de “Todos mis huesos hablarán”. 

Entonces, “Un león desciende y devora su sacrificio”.
3. En la medida en que se haya alcanzado la pureza sexual y en el grado en que se esté conectado con los verdaderos Tzadikim, quienes mantienen esa pureza en el nivel más elevado, así mismo se podrá saborear la dulzura de las palabras de las plegarias.

4. La persona que se ha impurificado sexualmente debe cuidarse de los perros y de la espada.

5. Debes saber que los insolentes de la generación son en verdad los “perros”. Son aquellos que se levantan y atacan la plegaria del judío que no ha logrado la pureza sexual completa.

6. A partir de esto puedes inferir la enormidad del pecado de aquellas personas que atacan las plegarias de otro judío y que quieren confundir sus oraciones. Esas personas son denominadas, literalmente, “perros”, como en, “Los perros son insolentes” (Isaías 56:11)

Pues aunque ese judío que está orando no haya merecido alcanzar la pureza sexual y es por ese motivo que está siendo atacado de esa manera -en el aspecto de “Un perro desciende y devora su sacrificio”- sin embargo, aquellos que lo atacan no están exentos del castigo. 

Pues ellos desarraigan sus almas de la santidad y hacen que se los llame literalmente “perros”, por atacar las plegarias de esa persona, pese al hecho de que ésta última aún no se ha purificado completamente. Pues por más inferior que sea la persona, debe ciertamente luchar para orar con todas sus fuerzas; y aunque sea incapaz de sentir la dulzura de las palabras de las plegarias, el solo esfuerzo es algo extremadamente valioso (como se trata en otra instancia).

 Sin embargo, aquellos que se le oponen no son más que perros y su pecado se encuentra más allá de todo perdón.

7. El comer del Tzadik es algo muy valioso, dado que trae contento a su alma santa. Consecuentemente, le está prohibido ayunar. Pero la persona que necesite ayunar ciertamente deberá hacerlo, y en verdad es una mitzvá el que lo haga.

8. La enfermedad caracterizada por la quebradura y el deterioro de los huesos, que Hashem nos salve, se debe a la lujuria.

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