Lectura del 14 de adar del Kitzur Likutey Moharan
(likutey moharan I # 54)
2. Sin embargo, es necesario circunscribir la mente y no pensar en aquellos temas demasiado profundos, para no sobrepasar los límites de la santidad. En otras palabras, la persona no debe dejar que sus pensamientos se extravíen en especulaciones confusas y sin sentido. Más bien deberá profundizar de acuerdo a su propio intelecto y aplicar sus pensamientos a ello.
Más aún, no debe contemplar más allá de su propio nivel.*
* Para explicar: Hay cosas que caen bajo la categoría de “el comportamiento de los Emoritas” [que están prohibidas por la ley de la Torá] (Shuljan Aruj, Iore Dea 179:3).
Ésas son las alusiones del Otro Lado. Si la persona les presta atención, sobrepasa los límites de la santidad - por ejemplo, si uno cambia sus planes debido a que “el pan se cayó de su boca... o un ciervo cruzó su sendero”, o similares.
Es necesario ser muy cuidadosos y no tomar en cuenta tales cosas, porque no tienen fundamento alguno de acuerdo al intelecto humano. Es por ello que el Rebe Najmán afirma en esta lección del Likutey Moharán, “Debe aplicar su mente a ello [i.e., para comprender esas alusiones] sólo en la medida de la capacidad de su intelecto”, y no debe examinarlo más allá de su propio nivel.
Como ejemplo, cuando uno oye sobre algún mal evento o es testigo de ello, si es una persona común, deberá entender a partir de ello que también uno ha cometido el mismo mal. Alternativamente, si es una persona que se encuentra en un nivel algo más elevado, deberá comprender que también ella ha cometido un mal de la misma característica [aunque quizá de una manera menos grave].
Si es verdaderamente una gran persona deberá entender que ello alude a la necesidad de mitigar los juicios estrictos que son la raíz del mal evento del que oyó o fue testigo. Lo mismo se aplica a todas las otras instancias - pues uno y el mismo evento provee simultáneamente de diferentes alusiones tanto para las personas grandes, intermedias y comunes. Pero a cada uno se le envían alusiones de acuerdo a quién es y a su propio nivel individual (BeIbei HaNajal).
3. Pero incluso la persona que conoce y comprende las alusiones presentes en todas las cosas -inclusive en las cosas mundanas- tiene prohibido dedicarse exclusivamente a los asuntos mundanos (por los dos motivos especificados en esta lección del Likutey Moharán).
Más bien, deberá limitar también su participación en ello y contentarse con sólo un mínimo. Pues aquellos que no se comportan de esta manera y que adoptan una forma de vida ampulosa para ellos y para sus familias -tal como es común hoy en día, debido a nuestros muchos pecados- son descritos por el versículo, “La maldición de Hashem está en la casa del malvado” (Proverbios 3:33). A tales personas siempre les falta algo, como está escrito, “El vientre de los malvados padecerá necesidad” (ibid., 13:25). Por otro lado, para los Tzadikim, que están satisfechos con lo que Hashem les da -como está escrito, “El Tzadik come sólo para saciar su alma” (ibid.)- la luz de Hashem está siempre plena y a través de ellos se difunde un influjo de abundancia y de bien.
4. Incluso si la persona se satisface con un mínimo, aun así deberá dejar de lado algo de dinero para caridad. Con ello se efectúa una unificación entre el Tzadik y la Congregación de Israel, tal cual se explica en detalle en esta lección del Likutey Moharán.
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