Lectura del 8 de Iyar del Kitzur Likutey Moharán

(likutey moharan I # 72) 


4. También existe una poderosa mala inclinación asociada con el acercamiento a Hashem - es decir, que a veces el excesivo entusiasmo de la persona en estas áreas puede en verdad surgir de la mala inclinación. 


 Esta idea está expresado en el versículo, “No sea que traspasen para ver la Divinidad” (Éxodo 19:21). 


Es necesario pedirle a Hashem compasión para ser salvados también de ello. 


 5. La persona que se encuentre sujeta a los juicios estrictos (dinim), Hashem no lo permita, y que esté sufriendo alguna dificultad, que Hashem nos salve, deberá reunir, en ese momento en particular, toda su fuerza interior y fortalecerse con determinación para no caer víctima de la mala inclinación.


 Ello se debe a que en ese momento la mala inclinación es especialmente poderosa, dado que la raíz principal de toda mala inclinación se encuentra en las severidades (dinim) y los juicios estrictos. 


 6. Hay personas que tienen pensamientos sexuales inmorales, Hashem no lo permita, que las asaltan más que nunca en el momento de la plegaria. 


Hay otras personas a las que, al ponerse de pie para orar, se les presentan diferentes formas imaginarias -como imágenes de ídolos u otras imágenes negativas- cosa que las confunde terriblemente, produciéndoles un gran desasosiego. 


 Esas personas desean sobreponerse a esos pensamientos y expulsarlos de sus mentes, por lo que sacuden la cabeza de un lado para el otro con la intención de lograrlo. 


 Debes saber que cuanto más consternación sienta la persona y cuanto más trate de eliminar de la mente esos pensamientos, más fuertes se harán las distracciones e imágenes negativas. 


 Pues está en su naturaleza el hecho de que cuanto más la persona piense en ellas para repelerlas, más se le apegarán. Por lo tanto, el mejor consejo para tratar con esas imágenes y pensamientos es no prestarles ninguna atención y no preocuparse por las imágenes y los pensamientos que se presenten delante de uno; y no escucharlos en absoluto. 


 Más bien, uno debe concentrarse simplemente en lo que esté haciendo, así sea estudiando Torá, orando o llevando a cabo sus negocios, sin prestarles atención en absoluto.


 Tampoco se debe mirar para atrás, para comprobar si esos pensamientos e imágenes se han ido.


Más bien, uno debe ocuparse de lo que esté haciendo y ellas lo dejarán de manera automática. Sin embargo, este consejo sólo provee de una solución temporal. 


 La verdadera solución es que la persona santifique y purifique su cuerpo y que vaya a ver a los verdaderos Tzadikim, quienes la instruirán en los senderos de la verdad.


Entonces, esas imágenes y pensamientos se alejarán de ella de una vez y para siempre.

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