Lectura del 28 de Iyar del Kitzur Likutey Moharan




(likutey moharan I #  119-124)
119


1. En Shabat, cada persona se impregna de conocimiento sagrado (daat). Con ello se fortalece su atributo de la compasión, lo que hace que actúe compasivamente con los demás, pues la compasión depende del conocimiento. Y debido a que tiene compasión, desde el Cielo se compadecen de ella.


120


1.   Estudiar algo en un libro no tiene el mismo poder inspirador que oírlo directamente de boca del Tzadik.

Este hecho es también reconocido explícitamente en la Torá (para más explicación ver la lección en el Likutey Moharán).



121


1.   Sea lo que fuere que la persona esté leyendo en un libro o estudiando, siempre deberá verse a sí misma allí.
En otras palabras, deberá tomar para sí las instrucciones morales y contemplar su propia pequeñez y bajeza. Ello es una señal de que desea cumplir con la voluntad de Hashem.



122


1.   El deseo de victoria (nitzajón) es un rasgo que no puede tolerar la verdad. Como resultado de ese atributo, aunque a uno se le demuestre la verdad patente, la rechazará de plano. Por lo tanto, todo aquel que quiera acceder a la verdad deberá deshacerse del deseo de victoria y entonces podrá ver la verdad, si así lo desea. Por otro lado, Hashem es verdad, incluso en Su atributo de victoria.

Ésta es la explicación del versículo, “Tampoco miente el Victorioso de Israel” (Samuel I, 15:29).



123


1.   La esencia y el fundamento del cual todo depende es unirse al Tzadik de la generación y aceptar todo lo que diga como un hecho absoluto, así sea algo pequeño o grande, y no apartarse de sus palabras, Hashem no lo permita, ni a la derecha ni a la izquierda.

Será necesario abandonar todas las nociones sofisticadas y dejar de lado el propio conocimiento, como si no se tuviese inteligencia alguna, excepto aquella que se recibe del verdadero Tzadik y Rav. Mientras se mantenga algo del propio intelecto, se seguirá en un estado de imperfección y no se estará unido al Tzadik.


De manera similar, el factor esencial que permitió que el pueblo judío recibiese la Torá fue el hecho de que abandonaron todas sus nociones sofisticadas y “Ellos creyeron en Hashem y en Moisés, Su siervo” (Éxodo 14:31).

Esa misma idea se expresa en el versículo, “Una nación tonta y no sabia” (Deuteronomio 32:6) que el Targúm traduce como “Una nación que recibió la Torá y no actuó de manera sabia”.
Además, el componente básico en la aceptación del yugo del Reinado del Cielo es el hecho de abandonar y de anular toda clase de nociones sofisticadas y comportarse con sencillez y simpleza. Pues sólo la sagrada Torá es la verdadera sabiduría y todas las otras sabidurías son totalmente insignificantes frente a ella.



124


1. Cuando la persona habla delante de Hashem, expresándose con ruegos y súplicas, y desea, por así decirlo, vencer al Santo, bendito sea, para que Él cumpla con sus pedidos - ello le da a Hashem un gran placer y una gran alegría. Por lo tanto, Hashem le envía a la persona las palabras que ella necesita para vencerlo. Porque de no ser así, es ciertamente imposible que mera “carne y hueso” puedan vencer a Hashem; pero Hashem Mismo ayuda a la persona en ese esfuerzo.

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