La Estricta Justicia
La Luz del Infinito revelada por el Santo, bendito sea, se encuentra oculta mediante el atributo divino de la estricta justicia (dinim), dentro de las “restricciones” (tzimtzumim). Pero la severidad (dinim), puede ser endulzada mediante la sabiduría (sejel). Cada “restricción” tiene una única sabiduría que es capaz de suavizarla. Pero existe también la Sabiduría Global (Sejel haKolel).
Esta es la Sabiduría Superior (Jojma Iláa) con la cual se suavizan todas las “restricciones” y los juicios severos. Pero sólo es posible tomar de esta Sabiduría a través de los numerosos libros que contienen las enseñanzas de la Torá.
La Sabiduría es el hombre y la “Restricción” es la mujer. La unión del hombre y la mujer, de la sabiduría y de la “restricción,” sólo se produce mediante un “libro,” el contrato de matrimonio (ketubá) o el documento de compromiso. También su separación sólo tiene lugar a través de un “libro”, el documento de divorcio (guet).
Toda unión y separación puede llevarse a cabo sólo cuando nos elevamos al nivel de la Sabiduría Superior y tomamos de allí por medio de un libro.
A veces surgen argumentaciones y disputas entre el marido y su esposa. Entonces recurren al Rabí para arreglar el documento del divorcio. Este es precisamente y en general el momento para una reconciliación. El amor y el lazo entre ellos puede volverse más fuerte. La razón de ello se encuentra en que ahora están recibiendo una iluminación desde esta dulce Sabiduría Superior.
En el nivel de esta Sabiduría se suavizan y endulzan todos los juicios severos y las disputas de toda la creación. Si la pareja se divorcia, ello sólo se debe a que no han tenido la fuerza suficiente como para recibir toda la dulzura de esta Sabiduría. De modo que no fueron capaces de suavizar la disputa entre ellos. Todo lo que pudieron hacer fue elevarse hasta ese nivel para anular el lazo de unión en su raíz más elevada. Esto es lo que sucede en un divorcio.
El Santo, bendito sea, está pleno de compasión. Hace mucho tiempo que Él nos eligió de entre todos los pueblos, cuando estuvimos al pie del Monte Sinaí. Ese fue el “día de Sus esponsales” (Cantar de los Cantares 3:11). El matrimonio tuvo lugar cuando el Santo, bendito sea, nos entregó el “libro” de la Torá y juró a nuestros antepasados y a nosotros que nunca se divorciaría. Aunque de vez en cuando, encontramos que el Santo, bendito sea, utiliza expresiones de rechazo y de separación de Su pueblo, si así pudiera decirse, Su verdadera y única intención es acercarnos a Él
Nuestros Sabios comparan esto al caso de un rey que se enfadó con su esposa (Rashi, Hoshea 2:1 Sifri). Envió entonces al escriba para que redactase el documento de divorcio. En el tiempo que llevó el confeccionarlo el rey se reconcilió con su esposa y le dijo al escriba: “Ve y redacta para ella un segundo contrato de matrimonio.”
El significado de esto puede encontrarse en su explicación. Sólo sería posible anular la larga unión entre ambos ascendiendo al nivel de la Sabiduría Superior. Pero el Santo, bendito sea, está lleno de compasión. Tan pronto como se efectúa el ascenso, esto despierta Su amor y los procedimientos de divorcio se vuelven del revés. No sólo el lazo no es anulado sino que, por el contrario, una tremenda iluminación desciende entonces para aplastar las “restricciones” y los juicios severos que existen en toda la creación.
Toda la ira y la furia que Él pudiera haber tenido en contra del pueblo de Israel, como un todo o en contra de un individuo en particular, todo es suavizado y anulado mediante esta Sabiduría Global. Las disputas, rechazos y separaciones sólo hicieron que el tema llegase hasta este nivel. Ahora toda la situación se vuelve del revés y sólo dulzura es la que desciende.
El único propósito de todos los rechazos que recibimos del Santo, bendito sea, es acercarnos más aún hacia Él. La sola intención del Santo, bendito sea, al llamar al escriba para redactar el documento de divorcio es revelar el verdadero bien. “En lugar de decírseles: ‘No sois Mi pueblo’ se les dirá; ‘¡Hijos del Elokim vivo!’ ” (Hoshea 2:1). “En lugar” – en el mismo lugar donde la separación fue sentida con más fuerza y con la mayor angustia, precisamente allí todo será transformado y suavizado. Al final, “Se les dirá: ‘¡Hijos del Elokim vivo!’ ”. Este es el lugar donde se encuentra la fuente de todas las dulzuras de la creación.
(Leyes del Divorcio 3: 4)
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