Tania Capitulo 1




Capítulo 1

Hemos estudiado [Nidá, fin del cap. 3]: "[Antes de que el judío nazca] se lo hace jurar [exhortándole]: "Sé justo (tzadík) y no seas malvado (rashá); [y al mismo tiempo,] aun si todo el mundo por entero, [juzgándote por tus acciones,] te dice que eres tzadík, considérate como un rashá".





Esto precisa comprenderse, porque hemos estudiado [lo contrario] en la Mishná [Avot, cap. 2]: "No seas malvado en tu propia estimación". Además, si la persona ha de considerarse a sí misma malvada, estará afligida en su corazón y se sentirá deprimida, y no podrá servir a Di-s con alegría y corazón contento, mientras que si su corazón no estará para nada apenado por esta [autoevaluación], puede llegar a la irreverencia, Di-s no lo permita.

Sin embargo, el tema [será más claramente comprendido tras un análisis previo del verdadero significado de tzadík y rashá]:

En la Guemará encontramos cinco tipos [de persona] diferentes: un justo que prospera; un justo que sufre; un malvado que prospera; un malvado que sufre; y un hombre intermedio —el Beinoní—. La Guemará explica: "el justo que prospera" es el tzadík consumado; "el justo que sufre" es el tzadík imperfecto. En Raaiá Mehemná, Parshat Mishpatím, se explica que "el justo que sufre" es aquel en el que su [impulso al] mal está subordinado a su bondad. En la Guemará, al final del cap. 9 de Berajot, [se declara] que los justos son "juzgados" por su naturaleza de bien [y ésta tiene la última palabra]; [análogamente,] los malvados son "juzgados" por su naturaleza de mal [y ésta tiene la última palabra]; los hombres intermedios son "juzgados" por ambas [la naturaleza de bien como la de mal]. Rabá declaró: "Yo, por ejemplo, soy un Beinoní". Abaié le dijo: "Maestro, tú haces que sea imposible que otras criaturas vivan"...

Para comprender con claridad todo esto [es necesaria una explicación], y también para comprender la declaración de Iyov [1Bavá Batrá, cap. 1]: "¡Señor del universo! Tú has creado justos, Tú has creado malvados...", pues El no decreta [quiénes serán] justos y [quiénes] malvados.




También debemos comprender la naturaleza esencial (mahut) del grado de Beinoní. Por cierto, no es aquella en la que la mitad [de sus acciones] son virtudes y la mitad pecados, porque si fuera así, ¿cómo podía Rabá equivocarse consigo mismo [clasificándose] como un Beinoní? — cuando se sabe que su boca nunca cesó de estudiar [Torá], hasta que ni siquiera el Angel de la Muerte tenía dominio sobre él. ¿Cómo, entonces, pudo equivocarse en [evaluar] que la mitad de sus acciones eran pecaminosas, Di-s no lo permita?

Además, [¿cuándo puede considerarse Beinoní a una persona? Porque] en el momento en que peca, [hasta arrepentirse,] es llamada completamente malvada, [y si [luego] se arrepintió, [cesando así de ser malvada,] es llamada completamente justa]. Incluso aquél que viola una prohibición menor de los Rabinos es denominado malvado, según se ha señalado en Ievamot, cap. 2, y en Nidá, cap. 1. Lo que es más, aun el que [no comete pecado él mismo pero] tiene la oportunidad de prevenir a otro contra el pecado y no lo hace, es considerado malvado [1en el cap. 6 de Shevuot].

Con más razón es así con aquél que es negligente con cualquier ley positiva que puede cumplir, por ejemplo, cualquiera que puede estudiar Torá y no lo hace, sobre el que nuestros Sabios han aplicado el versículo "Porque ha despreciado la palabra de Di-s [es decir, la Torá]...[aquella alma] será cercenada del todo...". Es claro que una persona como esa es llamada malvada, más que la que viola una prohibición de los Sabios. Siendo así, forzosamente el Beinoní no es culpable ni siquiera del pecado de negligencia en el estudio de la Torá, y por eso Rabá erró considerándose un Beinoní.*

* NOTA

En lo que hace a lo que está escrito en el Zohar III, folio 231: "Todo aquél cuyos pecados son pocos [es clasificado como un "justo que sufre]" — ésta es la pregunta de Rav Hamnuná a Eliahu. Pero conforme la respuesta de Eliahu [ibíd.], el significado de "justo que sufre" es como ha sido señalado en Raaiá Mehemná en Parshat Mishpatím, citado arriba, y la Torá tiene setenta facetas.

En cuanto a la bien conocida máxima de que [aquél cuyas acciones buenas y malas están] en equilibrio es denominado Beinoní, mientras que [aquél en el que la] cantidad de virtudes [exceden a la de sus pecados] es denominado tzadík — esto es sólo un nombre prestado, aplicado [figurativamente] en referencia a la recompensa y el castigo. Como la persona es juzgada según la mayoría [de sus acciones], es denominada "justo" [aunque posea una minoría de pecados] en referencia a su veredicto, ya que sale victoriosa en su juicio. No obstante, de definir con exactitud las cualidades y niveles distintivos de [los términos] tzadíkím y beinoním, nuestros Sabios han señalado que los justos son "juzgados" exclusivamente por su naturaleza de bien, como está escrito: "Y mi corazón está extinto dentro de mí", queriendo decir que él no tenía naturaleza de mal pues la había matado con el ayuno. Pero aquél que no ha logrado alcanzar este nivel [de librarse de su naturaleza del mal], aun cuando sus virtudes excedan en número a sus pecados, todavía no está en absoluto en el nivel y escala de tzadík. Este es el motivo de que nuestros Sabios expresaran: "El Santo, bendito sea, vio que los justos eran pocos, por lo que Se alzó y los plantó en cada generación", [porque,] como está escrito: "El tzadík es el fundamento del mundo".

La explicación del tema [puede hallarse] a la luz de lo que escribió Rabí Jaím Vital en Shaar HaKedushá [1y en Etz Jaím, Portal 5, cap. 2], que cada judío, ya sea justo o malvado, tiene dos almas, como está escrito: "Y las neshamot (almas) que He hecho". Estas son dos nefashot — dos almas y fuerzas vitales. Un alma se origina en la kelipá y sitrá ajará. Es este [néfesh, que se origina en la kelipá y sitrá ajará] el que está investido en la sangre del ser humano, dando vida al cuerpo, como está escrito: "Porque el néfesh de la carne está en la sangre". De éste surgen todas las malas características, que derivan de los cuatro elementos de mal que hay en ella. A saber: la ira y el orgullo [emanan] del elemento Fuego que se alza hacia arriba; el apetito por placeres [emana] del elemento Agua, ya que el agua promueve el crecimiento de todo tipo de cosas que causan placer; la frivolidad y la burla, el alarde y la charla banal [emanan] del elemento Aire; y la pereza y la melancolía [emanan] del elemento Tierra. De esta alma provienen también los buenos rasgos inherentes al carácter de cada judío, tales como la compasión y la benevolencia, porque en el [caso del] judío, esta alma de kelipá deriva de la kelipá denominada "noga", que también contiene bien; [esta kelipá] es del esotérico "Arbol del Conocimiento" [que está compuesto] del bien del mal.

Las almas de las naciones del mundo, sin embargo, emanan de las demás kelipot impuras, que no contienen bien alguno, como está escrito en Etz Jaím, Portal 49, cap. 3, que todo el bien que las naciones hacen, lo hacen por motivos egoístas. Por eso la Guemará comenta sobre el versículo "La bondad de las naciones es pecado" que toda la caridad y bondad que hacen las naciones del mundo no es sino para autoglorificarse....

Fuente: Jabad.com

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