Parasha Bamidbar (Numeros 1:2)
Numeros 1:2 “Toma el censo de toda la
congregación de los hijos de Israel, por sus familias, por sus casas paternas,
conforme a la cuenta de los nombres, de todos los varones individualmente”.
Toma el censo
Debido al amor de Hashem por el
pueblo judío Él le ordenó a Moisés que los contase.
Cuando cayeron debido al
becerro de oro, fueron contados. Cuando el Tabernáculo fue establecido, fueron
contados (Rashi).
La idea
de contar a los judíos representa contar a las legiones del Rey. Al contar a
los judíos, Hashem demostró cuán valiosos eran para Él.
Cada judío tiene su
propio y especial lugar y cada uno marca una diferencia. En nuestro actual
exilio, el número de judíos es limitado y puede por lo tanto ser contado.
Pero en el Futuro, cuando las impurezas sean eliminadas del mundo, el número de judíos aumentará más allá de toda cuenta (cf. Hoshea 2:1).
Pues en verdad, las almas judías trascienden
el tiempo y el espacio - trascienden el número
(Likutey
Halajot IV, p. 96).
Podemos percibir la misma idea de una “cuenta” en la manera en que Hashem enumeró los Días de la Creación. Tan pronto como el mundo fue creado, Hashem le dio a cada día un número: el Primer Día, el Segundo Día, el Tercer Día y así en más.
La santidad trasciende el tiempo y el espacio y no puede ser numerada ni contada. Pero en este mundo de impurezas, Hashem estableció un sistema para poder contar.
Así, uno debe presentarse para ser contado y
representar así su bien y su posición. Pero en el Futuro, los judíos serán
incontables (ibid.).
Toma el censo
No está permitido contar a los judíos per se. Si hay necesidad de censarlos, la gente se enumera mediante el medio shekel con el que cada uno contribuye al Templo. Pero, si es peligroso contar a los judíos, ¿por qué deben dar los shekalim? ¿Porqué no evitar directamente toda cuenta?
En este caso, el censo era una consecuencia necesaria del pecado del becerro de oro. El pecado le roba a la persona las “chispas de santidad” que posee.
Después de que los judíos pecaron, la cuenta se volvió necesaria para identificar y tratar de recuperar lo que se había perdido, para volver a elevarlo hacia la santidad (Likutey Halajot II, p. 105a).
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