mayo 2012

Lectura del 3 de Sivan del Kitzur Likutey Moharan


(likutey moharan I #  135)









“Cuando tome el momento designado”
(Salmos 75:3)

1. Un método muy eficaz para salvarse del rasgo del orgullo es honrar a las Festividades y recibirlas con regocijo, con gozo y con un espíritu de alegría; deleitándose en ellas con la comida, con la bebida y con ropas especiales, de acuerdo a los medios de cada uno.

2. El apego al Tzadik también anula el orgullo. La humildad es una buena indicación de que la persona está genuinamente unida al Tzadik.

3. El amor es la esencia del apego al Tzadik. Es decir, uno debe sentir un total amor por el Tzadik y su alma debe estar tan íntimamente unida al alma del Tzadik que el amor por el Tzadik sobrepase por completo su amor por las mujeres, como en, “Tu amor fue maravilloso para mí, más que el amor de las mujeres” (Samuel II, 1:26).

4. Cuando la persona recibe las festividades de la manera apropiada, ello es como si estuviese visitando a su Rav en la festividad, aunque el Rav pueda de hecho estar muy lejos de allí. Y a la inversa, si la persona está unida al Tzadik, podrá entonces sentir la santidad de las festividades. Con esto se eleva el Reinado de Santidad de entre las fuerzas de la impureza, se hace caer al Reinado del Mal y se anula el poder del reinado de las naciones.

5. En las festividades se debe retornar en arrepentimiento en medio de la alegría, dado que en cada una de las festividades el mundo es sometido a juicio, como enseñaron nuestros Sabios, de bendita memoria, “En cuatro instancias el mundo es juzgado: en Pesaj... en Shavuot... en Rosh HaShaná... y en su Sukot” (Rosh HaShaná 16a). 

Por lo tanto, es necesario entonces retornar a Hashem en arrepentimiento; con ello emerge el Reinado de Santidad de entre las fuerzas de la impureza y se acerca la Redención.

Parasha Bamidbar (Numeros 1:3)




Numeros 1:3 “De edad de veinte años para arriba, todos los que pueden salir a la guerra en Israel, tú y Aarón los contarán por sus divisiones”.

Todos los que pueden salir a la guerra

Todos los judíos deben estar dispuestos a batallar por Hashem. Esto sólo es posible cuando están unidos en su objetivo. Así, Moisés contó en el desierto a los judíos que estaban dispuestos a  luchar por Hashem (Likutey Halajot VII, p. 150).


2:2 “Los hijos de Israel acamparán cada cual junto a su propia bandera, bajo el estandarte de sus casas paternas; dando frente a la tienda de reunión, acamparán a su alrededor”.

El campamento de los hijos de Israel

Los judíos acampaban en el desierto alrededor del Arca, que estaba en el centro (ver Rashi).

Cada judío corresponde a una letra en la Torá. Sólo cuando están unidos puede la Torá estar “completa”. Así, leemos sobre la unidad del pueblo judío inmediatamente antes de Shavuot, la festividad de la recepción de la Torá (Likutey Halajot II, p. 105a).

El campamento de los hijos de Israel

Los judíos les dicen a las naciones, “¿De qué grandeza pueden hablar ustedes que pueda compararse con la grandeza del campamento de los judíos en el desierto?” (Tanjuma, Bamidbar 11).

En el desierto, los judíos acampaban de acuerdo a las tribus. Cada tribu era completamente diferente a las otras en tamaño, posición y naturaleza y cada una se distinguía por su propia bandera que tenía su propios colores tribales.

Pero pese a sus muchas diferencias, todas las tribus se aferraban a su fe en el Elokim Único, unidas en su fe, revelando la Unidad de Hashem (Likutey Halajot V, p.198a-396).

Acamparán

Cada vez que los judíos se ponían en movimiento, desmantelaban el Tabernáculo y lo volvían a armar en su nuevo campamento. 

Adonde fuera que se rearmaba el Tabernáculo, éste mantenía la santidad del Tabernáculo armado inicialmente por Moisés. 

De aquí aprendemos que cuando viajamos, podemos llevar nuestras santidad con nosotros y restablecerla allí en donde estemos (Likutey Halajot I, p. 236a-472).

Dando frente a la tienda de reunión, acamparán a su alrededor

El Tabernáculo era el asiento para la Presencia Divina, que se manifestaba a través de la plegaria de los judíos. Toda la nación judía acampaba alrededor del Tabernáculo, dado que cada judío adquiría una porción en él mediante sus plegarias.

Por ejemplo, así como las contribuciones de los judíos se combinaron para hacer las 100 basas de plata para las columnas, las barras, los pilares, las cortinas y los utensilios del Tabernáculo, de la misma manera, hoy en día, cuantos más judíos se sumen a la plegaria, más partes del Tabernáculo serán construidas, hasta que la Presencia Divina vuelva a revelarse una vez más (Likutey Halajot VIII, p. 102a).

Parasha Bamidbar (Numeros 1:2)




Numeros 1:2 “Toma el censo de toda la congregación de los hijos de Israel, por sus familias, por sus casas paternas, conforme a la cuenta de los nombres, de todos los varones individualmente”.



                                Toma el censo

Debido al amor de Hashem por el pueblo judío Él le ordenó a Moisés que los contase. 

Cuando cayeron debido al becerro de oro, fueron contados. Cuando el Tabernáculo fue establecido, fueron contados (Rashi).

La idea de contar a los judíos representa contar a las legiones del Rey. Al contar a los judíos, Hashem demostró cuán valiosos eran para Él. 

Cada judío tiene su propio y especial lugar y cada uno marca una diferencia. En nuestro actual exilio, el número de judíos es limitado y puede por lo tanto ser contado.


Pero en el Futuro, cuando las impurezas sean eliminadas del mundo, el número de judíos aumentará más allá de toda cuenta (cf. Hoshea 2:1).
 Pues en verdad, las almas judías trascienden el tiempo y el espacio - trascienden el número
(Likutey Halajot IV, p. 96).



Podemos percibir la misma idea de una “cuenta” en la manera en que Hashem enumeró los Días de la Creación. Tan pronto como el mundo fue creado, Hashem le dio a cada día un número: el Primer Día, el Segundo Día, el Tercer Día y así en más.



La santidad trasciende el tiempo y el espacio y no puede ser numerada ni contada. Pero en este mundo de impurezas, Hashem estableció un sistema para poder contar.
  
Así, uno debe presentarse para ser contado y representar así su bien y su posición. Pero en el Futuro, los judíos serán incontables (ibid.).


Toma el censo


No está permitido contar a los judíos per se. Si hay necesidad de censarlos, la gente se enumera mediante el medio shekel con el que cada uno contribuye al Templo. Pero, si es peligroso contar a los judíos, ¿por qué deben dar los shekalim? ¿Porqué no evitar directamente toda cuenta?



En este caso, el censo era una consecuencia necesaria del pecado del becerro de oro. El pecado le roba a la persona las “chispas de santidad” que posee. 



Después de que los judíos pecaron, la cuenta se volvió necesaria para identificar y tratar de recuperar lo que se había perdido, para volver a elevarlo hacia la santidad (Likutey Halajot II, p. 105a).

Lectura del 28 de Iyar del Kitzur Likutey Moharan




(likutey moharan I #  119-124)
119


1. En Shabat, cada persona se impregna de conocimiento sagrado (daat). Con ello se fortalece su atributo de la compasión, lo que hace que actúe compasivamente con los demás, pues la compasión depende del conocimiento. Y debido a que tiene compasión, desde el Cielo se compadecen de ella.


120


1.   Estudiar algo en un libro no tiene el mismo poder inspirador que oírlo directamente de boca del Tzadik.

Este hecho es también reconocido explícitamente en la Torá (para más explicación ver la lección en el Likutey Moharán).



121


1.   Sea lo que fuere que la persona esté leyendo en un libro o estudiando, siempre deberá verse a sí misma allí.
En otras palabras, deberá tomar para sí las instrucciones morales y contemplar su propia pequeñez y bajeza. Ello es una señal de que desea cumplir con la voluntad de Hashem.



122


1.   El deseo de victoria (nitzajón) es un rasgo que no puede tolerar la verdad. Como resultado de ese atributo, aunque a uno se le demuestre la verdad patente, la rechazará de plano. Por lo tanto, todo aquel que quiera acceder a la verdad deberá deshacerse del deseo de victoria y entonces podrá ver la verdad, si así lo desea. Por otro lado, Hashem es verdad, incluso en Su atributo de victoria.

Ésta es la explicación del versículo, “Tampoco miente el Victorioso de Israel” (Samuel I, 15:29).



123


1.   La esencia y el fundamento del cual todo depende es unirse al Tzadik de la generación y aceptar todo lo que diga como un hecho absoluto, así sea algo pequeño o grande, y no apartarse de sus palabras, Hashem no lo permita, ni a la derecha ni a la izquierda.

Será necesario abandonar todas las nociones sofisticadas y dejar de lado el propio conocimiento, como si no se tuviese inteligencia alguna, excepto aquella que se recibe del verdadero Tzadik y Rav. Mientras se mantenga algo del propio intelecto, se seguirá en un estado de imperfección y no se estará unido al Tzadik.


De manera similar, el factor esencial que permitió que el pueblo judío recibiese la Torá fue el hecho de que abandonaron todas sus nociones sofisticadas y “Ellos creyeron en Hashem y en Moisés, Su siervo” (Éxodo 14:31).

Esa misma idea se expresa en el versículo, “Una nación tonta y no sabia” (Deuteronomio 32:6) que el Targúm traduce como “Una nación que recibió la Torá y no actuó de manera sabia”.
Además, el componente básico en la aceptación del yugo del Reinado del Cielo es el hecho de abandonar y de anular toda clase de nociones sofisticadas y comportarse con sencillez y simpleza. Pues sólo la sagrada Torá es la verdadera sabiduría y todas las otras sabidurías son totalmente insignificantes frente a ella.



124


1. Cuando la persona habla delante de Hashem, expresándose con ruegos y súplicas, y desea, por así decirlo, vencer al Santo, bendito sea, para que Él cumpla con sus pedidos - ello le da a Hashem un gran placer y una gran alegría. Por lo tanto, Hashem le envía a la persona las palabras que ella necesita para vencerlo. Porque de no ser así, es ciertamente imposible que mera “carne y hueso” puedan vencer a Hashem; pero Hashem Mismo ayuda a la persona en ese esfuerzo.

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